"Si toda vida consagrada «nace de la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evangelio como su norma de vida» (Verbum Domini 83) es en concreto la gran tradición monástica la que «ha tenido siempre como elemento constitutivo de su propia espiritualidad la meditación de la Sagrada Escritura, particularmente en la modalidad de la lectio divina» (Ib), imitando a la Madre de Dios, «que meditaba asiduamente las palabras y los hechos de su Hijo (cf. Lc 2, 19.51), así como a María de Betania que, a los pies del Señor, escuchaba su Palabra (cf. Lc 10, 38)» (Ib). Cristo se autodefine a sí mismo en los Evangelios como el Camino que conduce al Padre (cf. Jn 14, 6) y la Luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo (cf. Jn 1, 9. 8, 12). Si
Cristo es la Palabra de Dios hecha carne, y la Palabra es la lámpara que alumbra nuestros pasos (Salmo 119, 195), esa misma Palabra es folleto 11.indd 2 16/5/11 12:04:20 camino de luz que podemos recorrer por las páginas de la Biblia, conducidos por el Espíritu". (Del mensaje de Mons. Vicente Jiménez Zamora Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada)
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