viernes, 23 de julio de 2010

Santiago Apóstol


Fue el hijo del Zebedeo y discípulo de Jesús. Como su hermano Juan, Santiago era también pescador. Jesús les dio por sobrenombre a los dos hermanos “hijos del trueno”. Cuando Jesús le llamó para ser uno de sus seguidores especiales Santiago se fue en seguida con el Maestro. Santiago estuvo presente cuando Jesús devolvió la vida a la hija de Jairo y en la transfiguración en el monte Tabor. Murió, por defender su fe, bajo Herodes Agripa I. Su vida la podemos encontrar en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles. Cuando sintió la llamada para seguir a Jesús, algo extraño y divino se le metió en el corazón. Tanto amor le tomó al Señor que cuando llegó el momento de demostrar su fe, no tuvo la menor duda en entregar su vida por el Evangelio allá por el año 44, poco antes de la Pascua. La historia cuenta que, desde el siglo IX, su cuerpo se venera en Santiago de Compostela. Durante un tiempo aparecía una “estrella” que iluminaba la noche y el lugar concreto en el que estaban sus restos. Llama la atención que desde la Edad Media lleguen los peregrinos en tropel para expiar sus pecados, hacer oración o bien quedarse en el camino en cualquier ermita haciendo vida de anacoreta. Y no solamente en la Edad Media, sino que hoy mismo sigue vigente este fenómeno de miles de peregrinos de toda Europa y de otros continentes que van en peregrinación a Santiago. La tradición nos cuenta que, aunque murió en Jerusalén – como hemos visto – su cuerpo fue trasladado a este lugar gallego para recibir cristiana sepultura. En todo el mundo cristiano existen miles y miles de iglesias dedicadas en su honor y muchas personas escogen su nombre cristiano.
Santiago Apóstol ruega por nosotros!!

domingo, 18 de julio de 2010

Pensamientos madre Mercedes


Cuando amamos con amor santo, vacío de egoísmo, es cuando personalmente nos desarrollamos y llevamos a la plenitud nuestra vida espiritual. Es cuando somos felices, porque el amor, que es Dios, nos hace gozar los frutos del Espíritu Santo…(Madre Mercedes de Jesús)

viernes, 16 de julio de 2010

sábado, 10 de julio de 2010

S.S Benedicto XVI y S. Benito de Nursia


El nombre Benedicto evoca, además, la extraordinaria figura del gran "patriarca del monacato occidental", san Benito de Nursia, copatrono de Europa juntamente con san Cirilo y san Metodio, y las santas Brígida de Suecia, Catalina de Siena y Edith Stein. La progresiva expansión de la orden benedictina, por él fundada, ejerció un influjo inmenso en la difusión del cristianismo en todo el continente. Por eso, san Benito es también muy venerado en Alemania y, particularmente, en Baviera, mi tierra de origen; constituye un punto de referencia fundamental para la unidad de Europa y un fuerte recuerdo de las irrenunciables raíces cristianas de su cultura y de su civilización. De este padre del monacato occidental conocemos la recomendación que hizo a los monjes en su Regla: "No antepongáis absolutamente nada a Cristo" (Regla 72, 11; cf. 4, 21). Al inicio de mi servicio como Sucesor de Pedro pido a san Benito que nos ayude a mantener firmemente a Cristo en el centro de nuestra existencia. Que él ocupe siempre el primer lugar en nuestros pensamientos y en todas nuestras actividades.


Audiencia general del Santo Padre 27 de Abril de 2005






Día 11: San Benito de Nursia patrón de Europa y padre de monjes




La vida de S. Benito se desarrolló en Italia, a finales del s.V y principios del s. VI. Nace en Nursia, Umbría, de familia acomodada. Por eso, pudo permitirse estudiar en Roma. Pero, al poco tiempo, decidió abandonar todo y agregarse a una comunidad de ascetas. Aunque tampoco se quedó mucho tiempo con ellos. Se trasladó hasta Subiaco, donde se retiró en un lugar solitario, una cueva. Allí funda doce pequeños monasterios, cada uno con doce monjes, y con un abad al frente. Benito, entre 525 y 530, se dirige a la montaña de Casinum. En este lugar, permanecería casi treinta años. Allí escribe la Regla que va a regir, desde entonces, a todos los Benedictinos (como se llamarán sus seguidores). En esa Regla, encontramos el resumen de toda vida del monje benedictino: "Ora et labora". Rezar y trabajar. Trabajo tanto manual como intelectual. Y, así, el monje, bien pertrechado por el trabajo, y equipado con una intensa vida de oración, se dedicará a predicar, a llevar el Evangelio por todo el mundo entonces conocido. El Centro, el Norte y Oeste de Europa, principalmente, será el campo de acción de los monjes de San Benito. Toda la Alta Edad Media estará marcada por el influjo de los monasterios benedictinos. Todos ellos serán centros de oración, de culto, de estudio, de trabajo. Gran parte de la cultura antigua greco-romana se hubiera perdido sin la paciente labor de copistas de los benedictinos. Y hasta muchas artes e industrias tendrán en esos monasterios su origen o, por lo menos, un especial aliento que las ayudará a desarrollarse. Con razón podemos considerar a S. Benito como el Patrón de Europa. Él y sus monjes configurarán los rasgos más determinantes del hombre europeo. Murió S. Benito a mediados del siglo VI. Su fiesta se celebra el 11 de julio.