¿Se llamará autobiografía doctrinal este género literario? Tendría que designarlo así quien conociese la trayectoria vital de la autora, porque la M. Mercedes de Jesús, Abadesa de las Monjas Concepcionistas de Alcázar de San Juan, no habría pensado nunca que eso era su presente obra. Cuando el Concilio Vaticano II indicó a los Consagrados que tenían que volver a beber en sus Fuentes, la M. Mercedes echó los cangilones de la noria de su espíritu concepcionista en el alma de Santa Beatriz de Silva; con el frescor que subía desde el manantial de la Orden Monástica diseñada en la Bula Inter Universa de Inocencio VIII, en 1489, se decidió a no detenerse en la ascensión del empinado Monte de la renovación. Eso es lo que aquí se describe: las etapas del empeño por remontar los obstáculos que se oponen a que un corazón enamorado del misterio que reverbera en la Inmaculada vaya logrando parecerse al diseño de Dios; porque en María pervive el modo original que Dios-Trinidad quería para la existencia de las personas que salen de sus manos. Y ese modo de vivir, el CONCEPCIONISTA, es apto para Consagrados, para Ministros y para Fieles cristianos corrientes...
D. Antonio Lizcano. Diócesis de Ciudad Real
D. Antonio Lizcano. Diócesis de Ciudad Real
EJERCICIOS ESPIRITUALES
Aquí está la última exposición del espíritu concepcionista tal como lo ha vivido la Madre Mercedes y tal como lo ha deseado vehementemente trasmitir a las Monjas que profesan el carisma de Sta Beatriz de Silva.
Aquí todo es: Dios Padre-Creador, Dios Hijo-Redentor, Dios Espíritu Santo-Santificador... Y todo eso contemplado desde El Monte Santo de la Concepción, porque María, La Inmaculada, es el espejo en el que se refleja nítida la figura de la persona humana tal como Dios la quiere, sólo que Ella lo es del modo enteramente singular logrado preventivamente por la Redención; o sea, tal como la reconoció carismáticamente Sta Beatriz de Silva en la segunda mitad del S. XV.
Aquí todo es lo que la autora dice en la primera plática, que ella titula FUNDAMENTOS. Aquí todo es:
• Ahondar en las raíces existenciales que Dios Creador alumbró para cada uno al hacernos a su imagen y semejanza;
• Tratar de reconocer nuestra mediocridad, cuando no nuestra perdición, al no corresponder coherentemente a lo que somos por voluntad de Dios;
• Intentar dejar al Espíritu Santo que recomponga en nosotros, con nuestra cooperación, la imagen santa que el Hijo-Redentor ha dejado como verdad a cada uno de nosotros con la obra de su encarnación redentora...
Aquí está la última exposición del espíritu concepcionista tal como lo ha vivido la Madre Mercedes y tal como lo ha deseado vehementemente trasmitir a las Monjas que profesan el carisma de Sta Beatriz de Silva.
Aquí todo es: Dios Padre-Creador, Dios Hijo-Redentor, Dios Espíritu Santo-Santificador... Y todo eso contemplado desde El Monte Santo de la Concepción, porque María, La Inmaculada, es el espejo en el que se refleja nítida la figura de la persona humana tal como Dios la quiere, sólo que Ella lo es del modo enteramente singular logrado preventivamente por la Redención; o sea, tal como la reconoció carismáticamente Sta Beatriz de Silva en la segunda mitad del S. XV.
Aquí todo es lo que la autora dice en la primera plática, que ella titula FUNDAMENTOS. Aquí todo es:
• Ahondar en las raíces existenciales que Dios Creador alumbró para cada uno al hacernos a su imagen y semejanza;
• Tratar de reconocer nuestra mediocridad, cuando no nuestra perdición, al no corresponder coherentemente a lo que somos por voluntad de Dios;
• Intentar dejar al Espíritu Santo que recomponga en nosotros, con nuestra cooperación, la imagen santa que el Hijo-Redentor ha dejado como verdad a cada uno de nosotros con la obra de su encarnación redentora...
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