martes, 2 de diciembre de 2008

Dogma de María Inmaculada




LA DEFINICION DOGMATICA de LA INMACULADA
El Papa Pío IX, en la Bula Ineffabilis Deus, del 8 de diciembre de 1854 definió solemnemente el dogma de la Inmaculada concepción de María con estas palabras:
"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina ,"que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue, por singular gracia y privilegio 1, Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios y, Por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles" (Dz. 1641).

EXPLICACION del CONTENIDO del DOGMA
Repasemos cada una de las proposiciones de la definición.
El primer instante de la Concepción de María
En la concepción de María, engendrada por sus padres, hay que distinguir la concepción activa, es decir la acción de engendrar por parte de San Joaquín y de Santa Ana, y la concepción pasiva, o sea, el resultado de la acción de engendrar o el ser mismo de María, fruto de esa acción. El dogma se refiere a la concepción pasiva, enseñando que desde el primer instante en que es constituida como persona, lo es sin mancha alguna de pecado.
Contrariamente a lo que afirmaban algunos teólogos en épocas pasadas - para salvar la universalidad del pecado original - , que habiendo contraído el pecado estuvo sometida a él por un instante, para ser luego inmediatamente después santificada por Dios en el seno de su madre.
Inmune de toda mancha de culpa originalEs dogma de fe que el pecado original se transmite a todos los hombres por generación natural, de tal modo que todos son concebidos en pecado (cfr. Conc. de Trento: DZ 791). Ahora bien, como María fue inmune de la culpa, al ser concebida sin pecado, no tuvo esa culpa y, por ello, tampoco tenía las consecuencias de esa falta. Esto supone tres cosas: la) la ausencia de toda mancha de pecado; 2a) la presencia de la gracia santificante con las virtudes infusas y dones del Espíritu Santo y, 3a) la ausencia de inclinación al mal. Esta mala inclinación es llamada Fomes peccati.Estos tres puntos se dieron en María:
Ausencia de cualquier mancha de pecado. Ella fue inmune p al reato de la culpa y de la pena debidas al pecado original, en virtud de que nunca tuvo ese pecado;
Llena de gracia santificante. Por lo anterior, al no tener pecado, el alma de María estuvo llena de la gracia santificante, desde el primer instante de su ser, y poseía las virtudes infusas y los dones que acompañan ese estado de santidad;
Ausencia de la inclinación al mal. El pecado, que consiste en la aversión a Dios y en el amor desordenado a las criaturas provoca la inclinación al mal. En María esto no se dio, puesto que jamás tuvo pecado alguno.
Por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente
La "Purísima Concepción" es un privilegio y don gratuito concedido sólo a la Virgen y no a ninguna otra criatura, en atención a que había sido predestinada para ser la Madre de Dios. Es un favor especial y extraordinario, ya que, según la ley, por su concepción dentro de la familia humana debería, haber incurrido en la contracción del pecado original para, luego, ser liberada como los demás hombres; pero esto no ocurrió, pues en Ella se realizó de modo distinto, como veremos a continuación.
En previsión de los méritos de Cristo Jesús Salvador
Se dice en previsión de los méritos de Cristo porque a María la Redención se aplicó antes de la muerte del Señor. En cambio los justos del Antiguo Testamento esperaron el momento en que bajó al seno de Abraham luego de morir en la Cruz.
Además, se añade "por los méritos de Cristo" dado que la redención de la Virgen tuvo como causa meritoria la Pasión del Señor. En efecto, como Cristo es el único Mediador y Redentor universal del género humano, María como descendiente de Adán, recibe igual que todos los hombres la salvación de Cristo, el único Salvador.
Preservada de la culpa original
Estamos aquí en el núcleo del dogma que indica la forma en que Dios tuvo a bien aplicar a María la Redención, y que se explica mediante ese concepto clave hallado por la teología en el siglo XIV.Los anti-inmaculistas se oponían a la doctrina de la concepción inmaculada de María debido a que ‑decían‑ si la Redención de Cristo fue universal, por cuanto que todos habían pecado, luego todos debían ser redimidos. Si esto era así, no se veía el modo cómo alguien pudiera ser redimido sin haber contraído el pecado.
Juan Duns Scoto (1308), teólogo franciscano, introduce el término preredención y con ello consigue armonizar la verdad de que María se viera libre del pecado original, con la necesidad que también Ella tenía de redención.
Hemos dicho que el pecado afectó a todo el género humano y, también, que la Redención fue universal; por tanto, en el caso de María, Ella también tenía necesidad de ser rescatada del pecado. Pero, en Ella esto se hizo no mediante una redención liberadora del pecado original ya contraído, sino mediante una redención preservante. Es decir, la primera se aplica a todos los hombres que primero incurren en el pecado y luego son limpiados con el lavado de la regeneración bautismal; la segunda se aplicó a María que, por ser descendiente de Adán, debía incurrir en la mancha hereditaria, y de hecho la hubiera contraído si Dios no la hubiera preservado de la culpa original.
Así por ejemplo, se dice que en el orden humano aquel que preserva de un golpe mortal es salvador en mayor medida que si solamente hubiera curado las heridas de aquel golpe mortal. Esto es lo que ocurrió con María: Dios la preservó de contraer el pecado, realmente la libró del pecado, pero Ella no lo contrajo en ningún momento. Así pues, la preservación es el modo más perfecto de redención, y por ello se dice que María fue redimida por Dios de una manera más sublime que los demás hombres.

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