Según la tradición, el carisma de Santa Beatriz, comienza cuando
recibió la visita de la Madre de Dios en el cofre histórico destinado a ahogar
su inocente vida. Ella, al sentir cercano su fin si no intervenía la acción
divina suplica la misma, por medio de María, ofreciendo espontáneamente su
pureza virginal a su Reina Inmaculada
Es
aquí donde aparece en todo su belleza y plenitud el carisma propio de nuestra
Madre Santa Beatriz y su experiencia religiosa, germen de la Orden
Concepcionista. María se le manifiesta radiante de amor y ternura envuelta en
su pureza inmaculada, significándola en su ropaje, llevando en sus brazos
benditos al dulce fruto de su vientre, Jesús.
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