La belleza de María Inmaculada nos descubre a todos la belleza y armonía de nuestra creación. Nos recuerda nuestras raíces santas, de dónde venimos y a dónde vamos, hacia Dios. Ella, además, nos da la certeza de que la redención de Cristo que a ella la preservó del pecado original, en nosotros se convierte en fuerza santificante que nos limpia de él y preserva de caer en otros pecados. Esta es nuestra creencia firme. (Madre Mercedes de Jesús)
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